jueves

La industria cultural

Durante las horas de prisión voluntaria en esa farsa, quizá después, O`Jaral iba a enterarse de que, en alguna inflexión de su carrera de asesor editorial, crítico literario y consejero de consorcios artísticos, Néctor había cambiado el anhelo de escribir una novela de ideas por el gusto de las amantes inmaduras, primero, y luego por el odio hacia una industria cultural que, decía él, con las iniciativas más variadas hacía un solo paté, siempre del mismo sabor, porque lo que le daba beneficios era vender tostadas; en consecuencia, la industria cultural quería una sociedad de comedores de tostadas, las más de las veces con paté.



Marcelo Cohen

El testamento de O`Jaral

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