jueves

El boy


Por Juan Forn
Página 12


Un viejo adagio del mundo del cine dice que de una novela mediocre puede salir una gran película, pero de una gran novela sólo puede salir una película mediocre. Luchino Visconti dio por tierra con ese adagio en 1964, cuando llevó al cine El gatopardo, la gran novela de Lampedusa, y mordió el polvo en 1967, cuando hizo lo propio con El extranjero de Camus. La tercera siempre es la vencida y, en 1970, Visconti anunció a la prensa que su siguiente película se basaría en un libro de Thomas Mann. Pero se ve que había escarmentado: no eligió Los Buddenbrook, ni La montaña mágica, ni la saga bíblica José y sus hermanos, ni el Doktor Faustus (los cuatro libros que más admiraba del escritor alemán), sino una novelita de cien páginas que el propio Mann, en su momento, había calificado de “ambigua pero decorosa”. Para sacar de esa novela una película, Visconti procedió a despojarla del “decoro” con que su autor la había enmascarado y a inyectarle toda la tóxica sensualidad que Mann había logrado a duras penas sofocar. ¿Es Muerte en Venecia una gran película? Difícil encontrar alguien que piense lo contrario, pero sus millones de seguidores en el mundo no logran ponerse de acuerdo si eso se debe a que está basada en una gran novela o en una novelita mediocre: incluso hay quienes sostienen que la película es tan extraordinaria que llevó el libro a su altura.

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