Finalmente se comprobó que el Mapa de la Inseguridad que promovía el inútil de De Narváes no sirve para nada porque las denuncias no son chequeadas y los datos no se usan para ninguna estadística. Como ejemplo, valen dos contundentes denuncias:
“A mi abuelita Elba, ayer por la tarde, le robaron su abanico que era del siglo XIX. Encima el chorro con la remera de Boca puesta, cuando se daba a la fuga, por el calor que hacía, se iba apantallando su cara”.
“Al llegar a la caja del supermercado (pone el nombre de la cadena) pretendieron cobrarme 38 pesos un pollo. Un robo. Estos empresarios tienen que ser controlados.”
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