lunes

Noticias del más allá

Esta tarde me dormí una súper siesta en la que soñé con mi abuela súper muerta. Sentada en una silla de la cocina, me contó que estaba haciendo terapia por teléfono. Dijo que habló con su analista de lo mal que se sentía por haber hecho abortar a Vivi (una prima que en la realidad nunca abortó, más que su destino). De pronto veo que se asoma un perro, que no era mi perro, por el techo de mi casa. Era un perro que estaba mirando para abajo, de modo que yo veía su cabeza al revés. Entonces interrumpí la charla y subí al techo de mi casa preguntándome cómo carajo había llegado hasta ahí. El perro no se dejaba agarrar, me mostraba los dientes el muy hijodeputa. Entré a mi casa y mi vieja estaba hablando en la vereda con un tipo y una nena, quienes eran los dueños del perro. No sé cómo termina el sueño porque me desperté muerto de sed (porque duermo como un opa, con la boca abierta). Le dije a mi vieja:
_ Acabo de soñar con la abuela.
_ Uyyyy.
_ Me contó que estaba haciendo terapia por teléfono.
_ Jája. Jugale al 48.
La miré como pidiendo una explicación.
_ El 48 es el muerto que habla. Si no habla jugale al 47.
_ Mirá vos.

La próxima vez que sueñe con mi abuela, a mi vieja no le digo nada porque sale con boludeces. Y si estoy hablando con mi abuela en un sueño y aparece en el cielo la Nave Nodriza con once marcianos que me invitan a ir de putas, ni me muevo y sigo charlando con mi abuelita, de quien no tengo noticias hace rato.

martes

Paisaje al anochecer


Dentro de unos momentos no habrá más que sombras en el valle.
Y yo, solitario en este hueco de la tierra
instalaré en la noche
mi cuota filosófica de animal emocionado.
Esta es la hora del día en que fracasa
todo ensayo de interpretación
acerca de mi papel en el mundo. Sombrío, el año ha muerto.
Mientras trato de justificar esta pena,
esta baja tensión de la conciencia,
me pregunto
si no habrá una segunda oportunidad detrás de esas montañas.


Joaquín Giannuzzi


jueves

La industria cultural

Durante las horas de prisión voluntaria en esa farsa, quizá después, O`Jaral iba a enterarse de que, en alguna inflexión de su carrera de asesor editorial, crítico literario y consejero de consorcios artísticos, Néctor había cambiado el anhelo de escribir una novela de ideas por el gusto de las amantes inmaduras, primero, y luego por el odio hacia una industria cultural que, decía él, con las iniciativas más variadas hacía un solo paté, siempre del mismo sabor, porque lo que le daba beneficios era vender tostadas; en consecuencia, la industria cultural quería una sociedad de comedores de tostadas, las más de las veces con paté.



Marcelo Cohen

El testamento de O`Jaral

The dark side of Plan Colombia

Jéssica Beltrán, una nena de 12 años, fue violada por dos funcionarios norteamericanos del Plan Colombia, el sargento Michael Cohen y el contratista César Ruiz, quienes emborracharon a la menor antes de someterla sexualmente. Este no sería un hecho aislado, ya que en 2006 se cometieron 23 violaciones, en 2007 fueron 13 y en 2008 se denunciaron 14 abusos, delitos que no pueden juzgarse puesto que los soldados norteamericanos gozan de inmunidad diplomática, un detalle no menor de la penetración militar del imperio en Latinoamérica.

El boy


Por Juan Forn
Página 12


Un viejo adagio del mundo del cine dice que de una novela mediocre puede salir una gran película, pero de una gran novela sólo puede salir una película mediocre. Luchino Visconti dio por tierra con ese adagio en 1964, cuando llevó al cine El gatopardo, la gran novela de Lampedusa, y mordió el polvo en 1967, cuando hizo lo propio con El extranjero de Camus. La tercera siempre es la vencida y, en 1970, Visconti anunció a la prensa que su siguiente película se basaría en un libro de Thomas Mann. Pero se ve que había escarmentado: no eligió Los Buddenbrook, ni La montaña mágica, ni la saga bíblica José y sus hermanos, ni el Doktor Faustus (los cuatro libros que más admiraba del escritor alemán), sino una novelita de cien páginas que el propio Mann, en su momento, había calificado de “ambigua pero decorosa”. Para sacar de esa novela una película, Visconti procedió a despojarla del “decoro” con que su autor la había enmascarado y a inyectarle toda la tóxica sensualidad que Mann había logrado a duras penas sofocar. ¿Es Muerte en Venecia una gran película? Difícil encontrar alguien que piense lo contrario, pero sus millones de seguidores en el mundo no logran ponerse de acuerdo si eso se debe a que está basada en una gran novela o en una novelita mediocre: incluso hay quienes sostienen que la película es tan extraordinaria que llevó el libro a su altura.

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miércoles

Holy smoke

A días de la inminente despenalización de la tenencia de marihuana para consumo personal en Argentina, un grupo de científicos españoles asegura que los cannabinoides de la mariguana (sic) pueden detener el cáncer de próstata.

jueves

El muchacho contorsionista



No tengo amigos, pero me llevo bien con los relámpagos.
De dónde quiero salir, adónde quiero llegar,
no lo sé. De la mañana hasta la noche
doy vueltas a lo mismo, como si poner un brazo aquí,
una pierna allá, me impidieran caer en el dolor...
No hay dolor para mí. Es importante que sepan
esto: no hay dolor. Y no entiendo a la gente que sigue quieta,
aferrada a lo mismo, o deja que las cosas continúen
en su lugar. Yo sueño con un cuerpo distinto
cada vez, y no me importa que sea el mío:
puedo pasar de lobo a niño, de elefante a cangrejo
en pocos segundos, haciendo pequeños arreglos.
Algunos piensan que lo mío no es flexibilidad
sino un error de base, como si me faltara un eje,
un punto de apoyo... Puede ser. Mi madre se horroriza
al verme, y mi padre se ríe, se divierte conmigo
como si dijera: Este muchacho... Sin ir más lejos
anoche tuve una pesadilla. Dormido y desnudo
en mi cama, cualquiera (¿se dan cuenta?) cualquiera
podía verme. Mi novia, incluso, que es muy posesiva
podía encerrarme en una cajita de fósforos
o esconderme tranquilamente en un dedal.


Osvaldo Bossi